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El proyecto, emplazado en una tradicional parcela del centro económico y social de la ciudad, con aproximadamente 750m2, busca atender un target relativamente reducido, familias nucleares que están buscando la comodidad de una casa, en el ambiente o seguridad de un edificio. Para ello, se pretende la construcción de un pequeño condominio de apenas 4 inmuebles de 300 metros cuadrados cada uno, con una terraza cubierta y de ocio, que sustituya al patio tradicional de las casas tradicionales, pertinentemente sombreado y con vegetación, siempre presente en estos esquemas, que atienda a los requerimientos locales de asoleamiento y que al mismo tiempo provea ornato a una superficie, el techo, que habitualmente estaría desolada.

El emplazamiento del edificio hace eco de la restrictiva ordenanza de zonificación y de retiros, que nos limitan a una breve superficie de apoyo en planta baja debido a la ubicación de los estacionamientos a nivel. El edificio se resuelve con el núcleo de circulación hacia el frente de la parcela, cubierto con una celosía de bloques ventilados, y las áreas útiles hacia su área posterior, alejando las áreas habitables del ruido de la calle. Las plantas, generosas en superficie, ubican las áreas sociales inmediatas al núcleo, con una cocina que puede o no vincularse a la sala. Las habitaciones, cada una con su sala de baño, se dividen en dos alas conectadas a través de un pasillo, siendo este último cerrado por el acceso a la habitación principal de 65 metros cuadrados, disponiendo dentro de ella un pequeño estar, un balcón privado, un vestier y una sala de baño.

La materialidad del proyecto se resuelve en su totalidad con losas macizas en obra limpia, y los cerramientos se atienden principalmente con ladrillos artesanos de

fabricación local, que otorgan un acabado inmediato tras su instalación. Todos los vanos aparecen siempre retranqueados sobre la fachada para cubrir y proteger en la medida en que la arquitectura así lo permite. La cubierta se cierra con dos grandes vigas con una luz de 22m que soportan los aleros y proveen de sombra a la terraza en el techo. En ella, junto a las jardineras, se emplazan un área para parrilla y un salón complementario cerrado y acondicionado con el fin de albergar reuniones en momentos donde la climatología local no lo permita. Se dispuso de tanques de almacenamiento de agua potable independientes para cada apartamento, debido a los problemas de escasez del valioso recurso en la ciudad.

La orientación del edificio reduce al mínimo la exposición de las fachadas a la radiación solar del este y oeste, abriendo mayor parte de los espacios al norte, aportando luz natural fría a más del 95% del proyecto. La distribución interna y, la ubicación y forma de las ventanas, ofrecen  ventilación cruzada regulable en todos los cuartos y la cocina, que junto a las alturas libres de 3,25 metros, permiten prescindir del uso de A/C en parte del tiempo. Las paredes se realizaron con bloques grises rellenos de arcilla expandida ALIVEN, mejorando el aislamiento térmico y acústico. La terraza se utilizó como zona de amortiguamiento entre la radiación solar horizontal incidente y el último apartamento.

Se pretendió reducir la energía embebida del proyecto, utilizando materiales que requirieran poco mantenimiento, especialmente en las fachadas, como concreto expuesto, ladrillo y porcelanatos. Además se eliminó por completo la necesidad de utilizar iluminación artificial durante el día y se redujo el consumo de electricidad de los A/C.

ARQUITECTURA                                 Arq. Katheryn Andrade, Arq. Gladys Barrios, Arq. Valeria González V.

INGENIERÍA                            Ing. Rafael Boscán, Ing. Jorge Mattar,  Ing. Angelica Lara